Cómo revisar una moto usada antes de comprarla
Comprar una moto de segunda mano siempre entraña riesgo, ya que puede estar en mal estado. A continuación te ofrecemos una serie de consejos para que hagas una exhaustiva revisión del vehículo con el fin de asegurarte de que compras un vehículo en buenas condiciones.
A la hora de adquirir una moto de segunda mano lo más aconsejable es acudir a un concesionario o a una tienda de motos, ya que ésta estará completamente revisada y tendrá la garantía legal que exige el mercado oficial de compraventa de 12 meses. Eso sí, probablemente será más caro que en una operación entre particulares, en la que tan sólo se cuenta con la palabra del vendedor.
En este último caso, lo más importante es que ambas partes firmen un contrato privado de compraventa. Se puede descargar un formulario oficial de la Dirección General de Tráfico (DGT) directamente desde aquí. Este contrato obligará al vendedor a responder en caso de cualquier reclamación y será la única prueba que demuestre que la moto te pertenece hasta que te lleguen los papeles definitivos. Es imprescindible para este fin que se muestre claramente la fecha y la hora de la operación.
Pero antes de firmar el contrato hay que hacer una buena revisión de la moto de segunda mano. Para ello sigue estos consejos que nos ofrece Mapfre Cuidamos tu Moto.
- No te fíes del aspecto. Aunque una buena apariencia es importante, no debe ser determine, ya que bajo su cuidado aspecto se pueden esconder fallos mecánicos. Para comprobar que todo está bien, hay que revisar los puntos que enumeramos a continuación.
- Kilómetros reales. Aunque a nadie se nos escapa que el odómetro se puede trucar, la cifra que se indica en éste te puede dar una idea de los kilómetros reales que ha recorrido la moto, si se tiene en cuenta a la vez del aspecto general de vehículo y el desgaste de algunas piezas.
- Atento a los golpes. Hay que asegurarse de que no existen desperfectos como roces o golpes en partes delicadas de la moto: chasis, el basculante, la horquilla, carenado si lo tuviera y todos los accesorios (retrovisores, estribos, manetas, etc.). Si los tuviese, no sólo indica que no se ha cuidado correctamente, sino que también puede esconder averías más graves.
- Mirar el desgaste de piezas. Siempre es bueno mirar el estado del kit de arrastre, piñón, corona y cadena, ya que si están muy desgastadas puede significar que pronto debamos de pasar por el taller. Lo mismo pasa con los frenos o los neumáticos.
- Escuchar y revisar el motor. Hay que escuchar bien el sonido del motor ya que es fácil detectar fallos en la mecánica si esta no suena correctamente. De igual modo hay que revisar que no hayan fugas ni escapes de aceite u otros líquidos.
- Prueba de peso. Es recomendable sentarse sobre la moto y dar algunos saltos sobre ella para comprobar el buen funcionamiento de la amortiguación. También hay que mover el volante desde la posición de conducción para comprobar que no hay holguras en la dirección.
- Finalmente hay que comprobar el estado de los rodamientos de las ruedas, basculante y dirección.
También es muy recomendable comprobar la fecha de la última revisión y la última ITV para confirmar que todo está en regla. Además, si a la moto se le ha hecho su mantenimiento en un taller oficial, puedes pedir al vendedor el historial de la moto. Aun habiendo hecho todas estas comprobaciones, lo ideal sería llevar la moto a un taller donde te aseguren una revisión profesional, antes de firmar el contrato.
Si sigues todos estos consejos y revisas bien la moto de segunda mano antes de adquirirla, reducirás el riesgo de que la compra sea insatisfactoria.